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Agresividad en niños: La familia como principal influencia en el comportamiento agresivo del niño

Actualizado: 25 abr 2022


A continuación, se presentan brevemente algunos resultados encontrados en investigaciones donde se aborda la influencia del comportamiento de los padres y la conducta agresiva del niño, además se resalta la importancia de la cultura en la formación de la personalidad, ya que de acuerdo a la teoría del aprendizaje social, no es necesario que el individuo experimente por sí mismo determinada situación, sino que es posible adquirir el aprendizaje a través de la observación, reproduciendo modelos de comportamiento mediante imitación, por lo que es importante que al observar una conducta agresiva en los niños, se eche un vistazo a los ejemplos de comportamiento que están recibiendo por parte de los padres, la familia o la cultura en general.

¿Qué se nos viene a la mente cuando escuchamos agresividad en niños? Seguramente lo pensamos como algo muy típico en esta etapa, pero vale la pena revisar un poco.

Este es el fragmento de un artículo publicado en el sitio psicopsi.com (2016), en el que es evidente que una educación basada en tratos hostiles y excesivo control por parte de los padres solo sentará las bases para una conducta indeseable en los niños:

Los padres que gritan, insultan o golpean a sus hijos, o muestran hacia ellos un grado relativo de agresividad, estimulan una actitud violenta y desafiante por parte de sus hijos. Las secuelas, a veces irremediables, pueden quedar grabadas en los niños antes incluso de que lleguen al colegio. Un estudio de la Universidad de Washington (Seattle) llega a la conclusión de que la pretensión de algunos padres de ejercer el control de los niños mediante gritos y castigos tiene un resultado directo en el nivel de agresividad de los hijos a medida que crecen”.

Enseguida nos habla de otra investigación en el que se encuentra relación directa entre el comportamiento agresivo de los padres y el desarrollo del comportamiento del niño:

Los resultados, publicados en la revista Child Development, se derivan del trabajo desarrollado durante siete años por un equipo de psicólogos infantiles. El estudio trata de las consecuencias de la agresividad en el desarrollo infantil. Las conclusiones no pueden ser más contundentes: cuanto más agresivo es el comportamiento de los padres, cuanto más duros son los castigos, peores efectos tiene en el desarrollo del niño. Gritar a un niño no es tan malo como insultarle, e insultarle no tan malo como pegarle; pero no es sólo el grado de agresividad de los padres lo que cuenta, sino también la frecuencia con que los niños son víctimas de los malos tratos”.

Así pues, la agresividad de los padres hacia los hijos empieza a almacenarse a una edad mucho más temprana de lo que se puede imaginar. Esta es una de las conclusiones más importantes, porque significa que la prevención y la corrección deben llegar cuando los niños son bebés.




Finalmente se señala un dato curioso en el que entra en juego la influencia de la cultura en la formación de la personalidad del niño y por ende, en la manera en que expresan sus emociones, marcando diferencias entre ambos géneros: “A medida que crecen, los chicos muestran más agresividad que las chicas. En esto hay una combinación de factores; el más importante es la forma diferente en que niños y niñas expresan su agresividad. Los niños lo hacen de una forma más física, más obvia, y las niñas tienden a mostrar lo que llamamos <agresividad relacional>: excluyen de su entorno a las personas que no desean, emplean expresiones y miradas indirectas, etc”.

A propósito de la cultura en la formación de la personalidad, el experimento del muñeco bobo de Bandura, fue realizado en 1961 por Albert Bandura, para respaldar la idea de que “toda conducta humana es aprendida a través de la imitación social y las repeticiones, en lugar de heredarse a través de factores genético” (Shuttleworth, 2008).

Para Echegoyen (s.f.) el aprendizaje social es la base de la transmisión cultural, ya que a través de éste, las habilidades adquiridas por algún miembro de la comunidad pueden transmitirse a los demás, sin que necesariamente cada uno tenga que adquirirlos por su propia experiencia. Al respecto señala que “el aprendizaje social (que también recibe los nombres de aprendizaje Vicario, aprendizaje observacional, imitación, modelado, o aprendizaje cognitivo social) es el aprendizaje basado en una situación social en la que, al menos, participan dos personas: el modelo, que realiza una conducta determinada, y el sujeto, que realiza la observación de dicha conducta y cuya observación determina el aprendizaje”.




Evidentemente el comportamiento que tengan los padres con sus hijos influye de manera importante en la conducta del menor, por lo que resulta por demás necesario observar y atender el modo en que se está generando, por lo que sería conveniente que al observar una conducta agresiva en el niño, analizar también el modo en el que se está educando y en su caso, buscar ayuda profesional.




Referencias:

Echegoyen, O. J. (s.f.). Aprendizaje social. Revisado el 11 de febrero, 2017. Recuperado de: http://www.e-torredebabel.com/Psicologia/Vocabulario/Aprendizaje-Social.htm

Martyn Shuttleworth (Mar 26, 2008). Experimento del Muñeco Bobo. Feb 11, 2017 Recuperado de Explorable.com: https://explorable.com/es/experimento-del-muneco-bobo

Psicopsi.com (2016). Efectos de la agresividad y la violencia, el trato de los padres a los hijos (comportamiento agresivo). Revisado el 08 de febrero, 2017. Recuperado de: http://www.psicopsi.com/Efectos-agresividad-violencia-trato-padres-hijos


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